13 enero 2011

Grito 4: BALANCE MEDIOAMBIENTAL DEL 2010




El 2010 finaliza y hacemos balance del medio ambiente en nuestro blog, abandonado temporalmente, pero no dejado en el olvido. Hace trece días el 2010 cerraba sus estadísticas medioambientales con negativas expectativas.
Baste recordar que la promesa de reducir la pérdida de biodiversidad en todo el mundo para el año 2010 no se ha cumplido ni de lejos, al tiempo que se celebraba pomposamente el Año Internacional de la Biodiversidad.

La degradación del planeta continúa imparable, más rapida si cabe, y destructiva que nunca.
En España, donde la defensa de la biodiversidad sigue siendo utopía y retórica, el medio ambiente es un elemento decorativo y superfluo que pasa desapercibido.
La realidad nos muestra que estamos abocados a un desarrollismo que deja en aras del bienestar individual el futuro del medio ambiente, marco del que paradójicamente depende el bienestar social.

En un escenario desestructurado, la ministra Rosa Aguilar ha prometido pintar de verde el Ministerio de Medio Ambiente, pero si tenemos en cuenta el escaso presupuesto del Estado y la voluntad política ocurren cosas como éstas:


- Nadie impide el avance de los cultivos transgénicos.
- No se hace nada por sacar del estancamiento a la Red Natura 2010.
- La ubicación del cementerio nuclear sigue su proceso de elección sin que se paralice, que es lo que se debería hacer.
- El atún rojo continúa en alta mar a la espera de ser capturado.
- Tampoco se le ha pasado a nadie por la cabeza rechazar en los tribunales la rebaja de 300 especies en el nuevo catálogo de especies protegidas en Canarias.
- Etcétera, etcétera, etcétera...

Ya es tarde para pedir a los Reyes Magos una solución para el 2010, pero está en nuestras manos elegir al personal adecuado para gestionar con eficiencia y conciencia los espacios naturales.

La Asamblea General de las Naciones Unidas ha declarado 2011 Año Internacional de los Bosques. Visto lo visto, todo quedará en una celebración más carente de compromisos. Mientras seguiremos destruyendo nuestros parques, bosques y macetas a una velocidad endiabladamente irracional.

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