28 noviembre 2015

Miedo

Miedo:
A decir
A no decir
A sentir
A no sentir
A fracasar
Sufrir
Hacer sufrir
A escuchar
O no escuchar
A dar y recibir
No dar
A corresponder
y no ser correspondido
A no dar la talla
Perder la batalla
A comer
A llorar
Soñar
A mirar
A inventar
Crear
A escribir
A mostrar
y al que dirán
A morir
A reir
Incluso a imaginar
Miedo a vivir

11 noviembre 2015

El símbolo igual

Después de la avalancha de comentarios en redes, medios de comunicación, tweets, retweets, me gustas y no tan me gustas me lanzo al abismo y si alguien quiere que me ponga un colchón para amortiguar la caída.

Estoy tremendamente hastiada de ver como entre medios de comunicación y no tan medios, lo que debería ser una lucha contra la violencia en cualquier ámbito y género, se ha transformado en una lucha entre hombres ofendidos y mujeres despechadas. Una batalla de géneros que no nos lleva a nada bueno.
Tender a la generalización nunca ha sido buen camino ya que en el recorrido algunos pueden sentirse aludidos sin motivo y otros arropados.

Hablar de feminismo está muy bien si me remonto a la etapa en la que mis predecesoras defendían la igualdad entre ambos sexos. Y no hablo del terreno del maltrato sino de derechos inherentes a la persona, como el derecho al voto de la mujer, derecho a decidir sin el consentimiento de un marido, poder salir solas a la calle sin ser mal vistas, etc.

Pero ese feminismo sano ha desaparecido. Y si el machismo adolece de la creencia de sentirse superior a la mujer y su menosprecio,  el feminismo actual ha copiado esta nefasta premisa a la inversa. Prefiero hablar de igualitarismo.

Teniendo como referencia que hombres y mujeres no somos iguales ni física ni mentalmente, ¡Dios me libre! Y tomando como soporte el respeto y la tolerancia entendiendo que no somos iguales en esencia. No sentimos igual, ni pensamos igual, no tenemos las mismas necesidades, ni el mismo nivel de hormonas que cada mes, a nosotras nos convierte en neuróticas. El igualitarismo debería luchar por unos derechos inherentes a cada ser humano como tal, sin género. 

Dicho esto, muchos hombres, sí, digo muchos en masculino, manifiestan sentirse en inferioridad de condiciones frente a la ley de género. Dicen sentirse discriminados y reclaman que la ley debería ser igual para todos, hombres y mujeres. Totalmente de acuerdo.
Pero, o manzana, no es así. En base a las cifras de mujeres asesinadas o maltratadas cada año en nuestro país fue necesario legislar de forma más contundente contra los hombres que ponían o amenazaban con poner la mano encima a sus parejas o exparejas. Y aún así, la polémica ley no es eficaz ni eficiente. Para reflexionar.

Los especialistas explican que esto ocurre porque muchas de las que murieron no lo habían denunciado con anterioridad. Y en este sentido, supongo que del mismo modo ocurre con los hombres. Ya que desgraciadamente, seguimos viviendo en una sociedad en la que reconocer ser maltratada es duro, pero reconocerlo siendo hombre es cruzar una barrera aún mayor.
Seguimos viviendo en un país machista aunque nos pese. Admitir ser maltradado por una mujer implica comentarios del tipo "vaya maricona, la mujer le pega", "vaya calzonazos", "ese tío es un mierda si deja que la mujer le trate así", y mucho peores.

Asimismo, nos hemos convertido en una sociedad feminista, en su acepción peyorativa, cuando oímos la noticia de que un hombre ha sido asesinado por una mujer y cierto sector femenino de la sociedad dice o piensa, "algo le habría hecho para que se lo cargue", "seguro que la pobre ya no aguantaba más"...

Como no podemos generalizar algo de cierto habrá en según qué sentencias, y mucho más habrá de prejuicios, etiquetas y odio. Sobre todo de ésto último. Nos hemos convertido en eso, en odio. Odio entre hombres y mujeres. En a ver quién puede más. En yo no voy a una manifestación el 7N porque a mi amigo lo denunció su mujer por maltrato y era mentira. Yo no voy porque no sirve de nada. Yo no voy porque...

Existe un número de hombres maltratados o asesinados por sus parejas (féminas). Eso es real. Pero no se habla de cuántos. Y existe una cifra de mujeres maltratadas o asesinadas por sus parejas (varones) de la que se habla mucho. Los medios de comunicación tienen mucho que ver en esa confrontación de la que hablaba. Y a veces me pregunto si no sería mejor que esas mujeres (y esos hombres de los que no se habla) descansaran en paz y no pasaran a ser eso, un número más. Dejar de dar a sus asesinos el mejor trofeo que podrían tener: reconocimiento público. Dejar el morbo a un lado y fomentar la igualdad desde los espacios y contenidos que se emiten y publican. Porque queda genial informar de la próxima asesinada, cagarse, y perdón por la expresión, en el asesino. Pero, y después manzana, publicar contenidos sexistas, machistas o simplemente vacíos.

Invito a que hablen, y no me refiero solo a las mujeres víctimas de maltrato o violencia, sino también a los hombres que sean objeto del mismo horror. Porque ellos también tienen voz en este entierro, y pronostico pueden ayudar mucho más hablando a combatir contra la violencia que si siguen en silencio.

Dejemos que el símbolo igual deje de ser eso, un símbolo. Porque juntos es más.