26 octubre 2015

Maternidad como experiencia y no como meta

Hace apenas un día leía un artículo de opinión en el diario El País que no deja de rondar mis pensamientos. Se ha apoderado de las terminaciones nerviosas de mis dedos. El artículo de opinión en concreto se titula "Tan completa o tan incompleta". En él su autora, Rosa Montero, muestra su descontento con una sociedad que, según ella, a día de hoy se sigue compadeciendo de aquellas mujeres que por elección o no, no han sido madres.

Mezclar machismo, transición y maternidad es un cóctel indigesto. Más que nada porque los ingredientes nada tienen que ver con la elección de tener o no descendencia. Si bien es cierto que durante años el papel impuesto a la mujer ha sido el de procrear y "servir" a su marido e hijos, no podemos analizar la realidad actual desde el mismo prisma que hace cuarenta años.

La liberación de la mujer, el reconocimiento de derechos y la independencia económica de ésta respecto al hombre han revolucionado la concepción de la maternidad.
Quizá se piense que los avances del género femenino en las últimas décadas son fruto de la elección de esas mujeres que en el pasado decidieron no ser madres y sacrificaron la maternidad pensando en hacer el bien de cara a las futuras generaciones de féminas. Nada más lejos de la realidad. Soy desecendiente de una mujer de su quinta que no tuvo que priorizar entre ser madre, casarse o ir a la universidad. Sí, desecendiente de una mujer a la que también dijeron "no te encadenes, no tengas hijos, haz todo lo que yo no pude hacer". Pero ella fue madre, no se casó y vivió en pecado, estudió dos carreras universitarias, logró un hueco en lo profesional e hizo todo lo que pudo hacer. 

Las chicas de hoy no lo tienen ni más ni menos fácil que hace cuatro décadas. Ni tampoco sufren en silencio el mandato de ser madres. Más bien todo lo contrario. Las chicas de hoy día quieren ser independientes, estudiar, trabajar y por qué no, tener hijos si así lo estiman oportuno. Porque ser madre no es una meta. Es una experiencia que se decide tener o no. Plantear el interés reproductor desde la perspectiva de sentirse realizada como mujer es un planteamiento obsoleto en los tiempos que corren.

No conozco en qué círculos se relaciona pero en mi generación, aquella de treinteañeras o cuarentonas, hay muchas que no han sido ni quieren ser madres. Cuando en cualquier reunión de amigos, compañeros de trabajo o incluso desconocidos sale el tema de la maternidad nadie cuestiona ni se justifica porque no hay nada que justificar. Simplemente cada una/uno expone sus deseos. De hecho, son muchas las que deciden ser madres solteras por inseminación, adopción o una noche locamente planificada.Y otras tantas las que ni siquiera se lo plantean porque prefieren no tener ataduras, dedicarse en cuerpo y alma al trabajo, o simplemente dicen "soy egoísta y no quiero sufrir por un hijo".

Ahora ser madre no es más fácil que antes. La incorporación de la mujer a la economía familiar ha supuesto un reto para compaginar vida laboral y familiar.  Ser madre no implica dejar de hacer nada, sino todo lo contrario, implica un extra a todo lo que ya haces o deseas hacer.

No existe ninguna obligatoriedad social sobre la maternidad al menos en mi generación. Y sí, aún se sigue escuchando "se te va a pasar el arroz", "¿no tienes hijos?", "¿cuándo me vas a hacer abuela/o?" Del mismo modo que se oye "no quiero tener hijos". Puntualizando que la pregunta se formula tanto a hombres como mujeres.

Sentirse cuestionado o compadecido está en uno mismo. Seguir teniendo la necesidad de justificarse cuando no hay nada que justificar hace atisbar en sus palabras cierto aire de melancolía y frustración cuando tras nueve años vuelve a escribir sobre el mismo concepto. Incluso podría pensar que es usted misma la que se arrepiente de no haber sido madre cuando dice: "... dejamos la maternidad a un lado. Para muchas de nosotras no fue nunca una opción: creo que ni siquiera escogimos no ser madres, es que no lo teníamos como prioridad y los años se nos fueron pasando". 

Adjunto el enlace del texto de Rosa Montero publicado hoy 25/octubre/2015  en El País.

http://elpais.com/elpais/2015/10/19/eps/1445267684_580447.html



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